Proyectores UST. Un paso adelante.

Si hubiera que establecer un ranking en el que pudiéramos clasificar los avances tecnológicos en base a la mejora de la relación prestaciones-precio a lo largo del tiempo, todos estaríamos de acuerdo en que cualquier dispositivo relacionado con la informática debería ocupar el primer lugar. Pero si hacemos un poco de memoria, enseguida nos damos cuenta de que tenemos un “tapado” en esa clasificación que cada día sube más y más puestos en la carrera; que, sin hacer demasiado ruido, se ha colocado en ese hipotético podio y empieza a pelear seriamente con el líder. No hace falta echar la vista atrás tanto tiempo para caer en la cuenta de que los dispositivos de visualización capaces de ofrecernos imágenes de gran tamaño están viviendo, cada vez de forma más rápida, un avance sin precedentes en la industria de la electrónica.

Hace tan sólo una década era impensable, al menos en el viejo continente, que cualquier ciudadano de a pie pudiera disfrutar en su casa de una pantalla de televisión en un tamaño de diagonal igual o superior a las 75 pulgadas, capaz de reproducir contenidos en una resolución nativa que multiplicara por 16 la recién llegada alta definición de aquellos años. Mucho más impensable aún era prever que, en apenas diez años, el precio a pagar para obtener algo así se iba a situar en el equivalente de apenas un par de meses de sueldo… y, sobre todo, soñar con que una gran parte de la ciudadanía iba a instalar en su vivienda semejante pantalla de televisión, recién comprada en una gran superficie comercial un sábado a la tarde mientras hacía la compra semanal. Afortunadamente para los fanáticos de las imágenes de tamaño real, los fabricantes vieron que ese era el camino para seguir haciendo crecer su cifra de negocio y nos envolvieron a todos en esta locura de pantallas gigantes que domina el mercado.

De forma paralela a este avance, muchos aficionados de la línea dura a los sistemas audiovisuales que conforman el universo del Cine en Casa con mayúsculas, entre los que me incluyo, nunca fuimos capaces de esperar a la aparición de televisores de ese tamaño para disfrutar de nuestras películas favoritas en pantallas de más de dos metros de base en la comodidad del hogar. De ahí que los más importantes fabricantes audiovisuales con presencia en el mercado profesional fueran desarrollando y haciendo crecer una línea de producto que iba adquiriendo una gran importancia en el mercado: el segmento de los videoproyectores de formato panorámico, que asumía los galones de elemento principal y destacado en las instalaciones audiovisuales más glamurosas.

Esta extensa introducción pretendía servir para poner en el contexto adecuado la tecnología de proyección que trataremos en este artículo y que, sin duda, pretende aunar, en un solo producto, las ventajas de los aparatos de televisión de mayor tamaño junto a las experiencias inigualables que ofrecen los sistemas de proyección de imágenes. Es cierto que no pueden rivalizar de tú a tú con las sensaciones que obtenemos en las salas comerciales más modernas y que cuidan cada aspecto de la cadena audiovisual, pero no lo es menos que muchos exhibidores que no han hecho los deberes a tiempo y se quedaron anclados en el pasado, sufrirán los embates de las nuevas tecnologías destinadas al Home Cinema. A día de hoy, estas soluciones han transformado la experiencia de disfrutar en el calor del hogar de un concierto o una película, proporcionando un torrente de emociones y sensaciones que resulta difícil de creer.

En estas líneas, vamos a tratar de dar la visibilidad que se merece a la tecnología de proyección UST, que no es sino el acrónimo en inglés de “Ultra Short Throw”, lo que en nuestro idioma podemos traducir como proyectores de Focal Ultracorta (o, en el argot audiovisual, Proyectores de Tiro Corto). En las aplicaciones profesionales, este tipo de proyectores no son precisamente unos desconocidos, porque hace muchos años que las grandes empresas especialistas en proyección los comercializan en su catálogo. Lo hacen con una orientación al mercado educacional principalmente y, en menor medida, en el sector de visualización permanente, como la que tiene lugar en museos, exposiciones e incluso en algún sport-bar u otros locales de hostelería y/o apuestas. Pero el verdadero auge de estas máquinas viene precisamente como consecuencia del excelente trabajo de marketing que las multinacionales de la electrónica han realizado en los últimos años, provocando en los consumidores la necesidad de obtener una pantalla cada vez más grande. De esta forma, nos hallamos en este momento frente a una amplísima oferta de dispositivos que aúnan en un solo producto el aparato de TV y el sistema de proyección. Fruto de ello, los encontraremos con denominaciones que cada vez se alejan más de la etiqueta “proyector” -que quizá retraiga a algunos usuarios potenciales-, encontrando nombres tan sugerentes como Laser TV o incluso Laser 4K Smart TV.

Un proyector UST no es más que un dispositivo de proyección y visualización de imágenes dotado de una óptica gran angular y de un sistema de espejos, capaz de proporcionar un tamaño de pantalla de más de dos metros de base con un retraso respecto a la misma de entre 35 y 50 cm. en función de la lente que equipe. Un sistema de proyección tradicional con óptica estándar suele estar dotado con una lente de un ratio aproximado a 1.5:1. Esto significa que, para obtener una pantalla de 221 cm de base (100” de diagonal), necesitamos instalarlo a una distancia de 1.5 veces dicha anchura: es decir, 335 cm. Cualquiera de los nuevos proyectores UST vienen equipados con lentes de relación de proyección inferior a 0.4 y algunos ya están bajando a 0.25 o incluso 0.19. Eso les permite que puedan situarse sobre un mueble a apenas unos centímetros de distancia sobre la superficie donde vamos a proyectar.

Pero la lente gran angular solo representa una parte del secreto de estos dispositivos. La única forma de conseguir que un consumidor no profesional decida dar el paso a una compra de este tipo es permitirle disfrutar de las bondades de una pantalla gigante con una alta luminosidad y sin necesidad de controlar totalmente la luz ambiente. Es por eso por lo que la inmensa mayoría de aparatos están dotados de sistemas de iluminación mediante diodos láser (algunos optan en cambio por la utilización de diodos LED) capaces de ofrecer cifras de luminosidad máxima por encima de los 2.000 ANSI Lumens y que, en no pocas ocasiones, llegan a duplicar esa cifra, al punto de que un gran número de proyectores que conforman la actual oferta en nuestro país llegan a alcanzar la certificación HDR10. Al margen del alto nivel de brillo inherente a las fuentes de luz láser, el uso de este tipo de iluminación permite un uso intensivo del aparato sin miedo a los gastos de mantenimiento que acarreaba el uso de lámparas UHP o Xenon en proyectores, y que alargan la vida de la fuente luminosa por encima de las 20.000 horas antes de perder un 20% de su brillo.

Por si las anteriores características no fueran suficientes, la estrategia de las majors asiáticas es decidida hacia la integración doméstica de estos aparatos. Por ello, están equipándolos con todas las aplicaciones de software que encontramos habitualmente en un televisor y que convierten estos proyectores en una Smart TV con su propio sistema operativo, directamente heredado de sus televisores más avanzados, que habilitan el visionado directo de contenidos como Youtube, Netflix, Apple TV, Amazon Prime o Disney + y que adicionalmente permiten el control por voz de aplicaciones como Alexa o la navegación por internet.

La tecnología de proyección predominante en estos proyectores de tiro ultracorto está basada en los chips DMD que conforman la tecnología DLP de la norteamericana Texas Instruments. En este momento, la oferta en resolución 4K es tan amplia que ha terminado por desplazar a los proyectores UST con resolución nativa 1080p (Full HD) al segmento de entrada de gama con precios más económicos. No obstante, cabe recordar que fabricantes que siempre han sido la cabeza visible de la tecnología LCD, como Epson, están fabricando dispositivos basados en tres chips LCD, capaces de reproducir contenidos 4K y dotados de iluminación láser a precios realmente destacables, que además harán las delicias de los gamers por su bajo tiempo de respuesta de tan solo 16.7 ms.

Mención aparte merecen los sistemas de audio que incorporan una buena parte de estos dispositivos y que, en algunos modelos, los convierten de facto en unas estupendas Sound Bars que superan con creces la calidad de sonido que ofrecen los televisores convencionales. Algunos de ellos son compatibles con la tecnología Dolby Atmos o incluso incorporan un procesador específico con esa licencia, mientras que otros directamente integran un sistema de audio de 4.2 canales que hará las delicias de los más exigentes ni necesidad de incorporar a la instalación un receptor audiovisual específico a tal efecto.

Ya hemos visto que estos proyectores UST atesoran un montón de virtudes. Fruto de ellas, están ocupando un lugar cada vez más prominente en el marcado, pero debemos reseñar de igual modo algunos de los inconvenientes que han de tenerse en cuenta ante una decisión de compra.

Es innegable que por las características del sistema óptico, la colocación del proyector en el salón debe cumplir unos requisitos específicos y que pasan obligatoriamente por instalar el proyector en un emplazamiento determinado, a una distancia concreta de la pared o pantalla, y que no debe sufrir modificaciones debido a la escasa flexibilidad de instalación. Esto se debe a que, excepto en el caso de la versión Ultra Premium de Sony VPL-VZ1000ES, suelen carecer de sistemas de desplazamiento de imagen e incluso de zoom, al contrario de lo que solemos hallar en los proyectores de focal convencional. De hecho, el tamaño máximo y mínimo de la pantalla no debería ser una característica destacable de este tipo de proyectores. Como veremos más adelante y para poder sacar todo el partido que atesoran, debemos visualizar sus imágenes a través de pantallas de construcción especial. Esto exige una elección previa y definitiva del tamaño de pantalla que vamos a usar para que sea constante a lo largo de la vida útil del aparato.

Aunque los usuarios de videoproyectores tradicionales están más que acostumbrados, quizá a los nuevos usuarios que siempre han visto contenidos a través de un TV convencional les sorprenda que, al disponer de una fuente luminosa tan capaz, necesitamos enfriar el aparato. Además, quizás el ruido de ventilación constante les suponga una desventaja frente a una pantalla LCD u OLED.

 

Por último, y quizás como principal inconveniente, este tipo de proyectores requiere el uso de pantallas específicas para poder ofrecer lo mejor de sí mismos. Actualmente, algunos fabricantes como Hisense están ofreciendo el proyector solo en combinación con la pantalla adecuada y esto nos da una idea de la importancia que tiene esta circunstancia. Estamos hablando de proyectores que conforman una imagen ultra detallada de resolución UHD 4K con apenas 50 cm de retraso respecto a la pantalla, lo que provoca que cualquier pequeña imperfección de la superficie de proyección sea visible. Por eso, se desaconseja el uso de pantallas no tensionadas o de la pared lisa. Pero incluso en el caso de escoger una pantalla comercial fija o tensionada, nos vamos a encontrar un problema añadido. La gran cantidad de luz que desprende el proyector alcanza por fuerza a las paredes laterales y el techo. Esa misma luz, una vez reflejada en la pantalla, contamina en gran medida con luz externa la imagen proyectada, haciendo que esta pierda una gran tasa de su contraste y fidelidad cromática, lavando de forma evidente la imagen percibida.

Para solventar este problema, ha de recurrirse a pantallas especiales capaces de rechazar esa luz ambiente. Esas se denominan con otro acrónimo inglés: ALR (Ambient Light Rejecting). Aquí debemos poner el acento en que las pantallas ALR han existido desde mucho antes de que los proyectores UST salieran al mercado. Se utilizaban habitualmente en instalaciones en las que era imposible tener un control total de la luz ambiente, en las que desempeñaban un papel muy importante en la mejora de la calidad de imagen percibida.

Con esto quiero decir que, dentro de esta categoría de pantallas ALR, hay una subsección específica de pantallas creadas para ser utilizadas con proyectores UST que no conviene confundir con las anteriores. Uno de los principales actores en el panorama de pantallas a nivel mundial, Elite Screens, las denomina CLR (Ceiling Light Rejecting), o lo que es lo mismo, pantallas que rechazan la luz proveniente del techo pero que no rechazan la luz proveniente del eje vertical inferior donde se sitúa la unidad.

 

Las pantallas CLR rechazan la luz proveniente del techo pero no­­­ la proveniente del eje vertical inferior donde se sitúa la unidad.

 

El sistema de funcionamiento se basa en el uso de distintas capas de material situadas en la superficie de la pantalla que sirven para reflejar o absorber la luz que le llega a la pantalla en función del lugar de donde provenga. Al estar construida como unos dientes de sierra, la parte superior del diente incorpora la capa absorbente, que además cuenta con un material de color negro que se encarga de recoger esa luz residual proveniente de la parte superior que puede arruinar la proyección. Paralelamente, la parte inferior del dentado incluye el material reflectante y que devuelve en la dirección correcta del espectador, la luz que le llega desde el proyector. La mayor parte de proyectores UST están dotados de sistemas ópticos que les van a permitir obtener un tamaño de pantalla de entre 80 y 120 pulgadas, por lo que hemos de ser extremadamente cautelosos en el momento de la compra para escoger con acierto las características del conjunto proyector-pantalla ALR que nos permitan tener una imagen vibrante en función de las condiciones de utilización previstas.

A continuación, pasamos a enumerar una pequeña muestra de proyectores UST o Laser TVs que podemos encontrar en nuestro país y que no tenemos dudas de que servirán para hacer muy felices a sus afortunados poseedores. Pero, antes de ello, debemos hacer una reseña específica al último producto que la coreana Samsung ha puesto en el mercado y que supone de forma evidente un punto de inflexión en el desarrollo de esta o cualquier otra tecnología de proyección, por lo que significa en cuanto a avance radical de las prestaciones en colorimetría que hasta ahora podíamos encontrar en un producto de este rango de precios.

Nos referimos al modelo LSP9T The Premiere 130″ 4K Smart TV, recién incorporado al mercado nacional pero que ya lleva unos meses comercializándose al otro lado del Atlántico y que viene a cambiar las normas del juego en un mundo tan reñido como el de la videoproyección doméstica. Por una parte, ya es destacable que use el chip DMD de 0.66” de TI reservado a los productos del segmento alto, capaz de reproducir en pantalla de forma simultánea los 8.3 millones de pixeles independientes que conforman una imagen nativa de resolución UHD 4K. No obstante, eso no es una exclusiva porque Optoma, por ejemplo, hace un uso intensivo de esos chips en aparatos de mucho menor precio que el mencionado. Lo que verdaderamente hace de este Samsung un producto diferente es la utilización de un banco de diodos laser independiente para cada uno de los tres colores primarios, Rojo, Verde y Azul, algo que solo se había visto hasta ahora en proyectores del segmento profesional y que estaban asociados al desembolso de varias decenas o incluso centenares de miles de euros. La inmensa mayoría de proyectores con tecnología DLP e iluminación láser optan por la utilización de un único banco de diodos láser de color Azul, cuya luz se descompone en Azul, Amarillo y Verde tras pasar por una rueda de fósforo; desde esa combinación, se obtiene el color Rojo tras atravesar por la rueda de color habitual de los proyectores DLP monopanel. Mediante el uso de este sistema Blue Phosphor, las ventajas de utilizar una fuente de luz láser para alcanzar una mayor fidelidad cromática se ven desvanecidas y los proyectores equipados con esta versión consiguen de forma ajustada cubrir el espacio de color Rec. 709 correspondiente a las emisiones en alta definición, pero quedan por debajo del 80% de cobertura del espacio de color DCI-P3 en el que están codificadas la mayor parte de las películas UHD 4K comercializadas. Obviamente, el porcentaje de cobertura del espacio de color de referencia para las imágenes UHD 4K y 8K que hace de contenedor de los anteriores, denominado Rec. BT-2020, es muy bajo en los proyectores de un solo banco láser y el valor de cobertura apenas llega a una cifra de entre un 55 y un 60% de forma habitual. Tan solo el otro gigante coreano, LG, había conseguido sobrepasar de forma decidida el espacio de color DCI-P3 en un proyector UST de nombre HU85LS, gracias a la combinación de dos bancos de diodos independientes. Por un lado, disponía de un láser en exclusiva para el color Rojo y, por otro, el tradicional láser Azul. Todavía quedaba lejos del espacio BT-2020, pero ya era una mejora muy destacable. Pero es que Samsung ha roto la baraja con su decisión de utilizar un láser independiente para cada color primario y gracias a ello es capaz de conseguir una fidelidad cromática excepcional (incluso en espacios de color futuros, ya que este Samsung excede con mucho las necesidades de la mayoría de los contenidos disponibles en este momento). El LSP9T alcanza el 147% del espacio de color DCI-P3 y el 106% de cobertura del triángulo CIE de la recomendación ITU Rec. BT.2020. Increíble, y sobre todo por el precio al que podemos obtenerlo.

Por Javier Guerra

 

Próximamente la parte II.

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