Sviatovid y Bartkresa: Espiritualidad tecnológica

Cientos de stands, pasillos inacabables, interpelaciones para escanear tu información, propuestas de gran interés, estímulos por doquier y, al final, un destello de luz, un motivo para quedar fascinado de una manera diferente: espiritual, digamos. La feria InfoComm, de la que ya pudisteis leer nuestra crónica en pasadas ediciones de la revista, fue una cita fascinante que incluía un proyecto que demostró una vez más que el progreso tecnológico puede estar ligado de manera directa a la creación artística.
Hablamos de Sviatovid, una video-escultura de 360 grados que representa a unas de las deidades eslavas de la guerra. La iniciativa, firmada por BARTKRESA Studio, muestra una estructura a la que cuatro proyectores dan vida a través de una asombrosa creación audiovisual. Daba igual el tiempo que le dedicaras: las posibilidades, dados los ángulos de visión y la amplia duración de la pieza, hacía que se convirtiera en un espacio al que volver una y otra vez.
AV Integración tuvo la oportunidad de entrevistar al propio Bart Kresa, Master Projection Designer además de director del estudio, a unos escasos metros de la obra, para empaparnos de su particular visión sobre esta creación y los retos que supuso.
“Amo la proyección, amo ese método de trabajo y cómo puede ser usado para transformar espacios”, comienza entusiasmado. La emoción queda reflejada en cada una de sus palabras cuando le preguntamos por la evolución de su trabajo y cómo ha acabado por derivar en este proyecto atado a sus raíces. “Desde el comienzo me interesé en la proyección a través de varios equipos”, apunta, retrotrayéndose al año 1995, cuando diseñó una instalación en una reconocida cita italiana. Fue entonces cuando se dio cuenta de que quería hacer esto “durante el resto de su vida”. El trabajo ha dado sus frutos: en la actualidad, cuenta con su propio estudio, tres localizaciones y más de treinta artistas. Uno está localizado en Santa Mónica, dos en Polonia y dentro de muy poco se abrirá su cuarta delegación hasta la fecha, en Kioto.

La instalación nace de la potencia de los cuatro proyectores 4K de Panasonic que alimentan la fluida parte visual. Un servidor gestiona todas las señales y los 3.000 lúmenes de cada uno de estos equipos. Puede parecer un proceso sencillo, pero lo cierto es que el equipo ha dedicado más de 700 horas a Sviatovid: “Todo comenzó con una idea. Fue entonces cuando hablé con uno de nuestros artistas y diseñó el modelo perfecto. Sobre esa estructura, comenzamos a hacer bocetos, a compartir diferentes ideas. Trabajaron un total de 20 artistas en el proyecto. Tardamos un año en finalizarlo”.
Sviatovid es uno de los trabajos más personales del estudio, el cual dedica la mayor parte de sus esfuerzos en la creación de contenidos comerciales: “Tenemos una amplia variedad de clientes, como parques temáticos, bandas de rock, musicales, estudios de cine como Warner Brothers o Paramount, canales como HBO”. Mientras que estos contenidos están guiados por “las historias de nuestros clientes o el enfoque de nuestros clientes”, lo cual “está bien porque en el fondo somos un estudio comercial”, en este caso la historia nace de la leyenda de Svetovid: “Era un Dios pagano que era adorado en torno al siglo noveno en lo que ahora es Polonia. Era el Dios más poderoso de todos, ya que tenía cuatro caras. Una vez que comenzamos a investigar más, nos dimos cuenta de que no había dos historias parecidas sobre el Dios, por lo que decidimos crear nuestra propia historia. Es un viaje alrededor del mundo y aborda la transformación”.
Su tecnología es puntera en el mercado, pero sin embargo podemos decir que es un proyecto “humilde” técnicamente en comparación con algunas de sus otros trabajos: “Trabajamos con resoluciones enormes. El más grande que hemos hecho ha involucrado 92 proyectores, 30 de resolución 30K y 62 de 20K. Fue un evento privado y, ¿sabes lo que pasa? Una vez que creas un proyecto de estas dimensiones, los clientes quieren más y más. De hecho, estamos trabajando en una instalación que precisará de 200 equipos”.

Al tiempo que observábamos la videoescultura, con colores brillantes y un mapeo perfectamente integrado, una duda nació en mí: ¿El estudio se adapta a las nuevas tecnologías que existen en el mercado o primero se plantea un diseño y luego se estudian las alternativas tecnológicas? Bart abraza un concepto híbrido: “Ambas partes funcionan juntas. La persona puede pensar que la limitación reside en el lado de la tecnología, pero no creo que dependa realmente. Mi modo de afrontar las cosas implica tener mi mente abierta a nuevas innovaciones. Tengo mis estándares, sé cuánta luz quiero usar y, si no tengo la suficiente, sé que equipamiento me la puede proporcionar”. Según nuestro interlocutor, todo es un proceso de evolución y adaptación: “Mi trabajo es solucionar problemas y proporcionar la mejor solución posible. Si se planta un reto, automáticamente diremos sí y, a continuación, abordaremos el cómo”.
Si bien los proyectos puramente comerciales ocupan gran parte de su actividad, el estudio ya piensa en su próximo trabajo personal. La descripción es emocionante y solo podemos esperar que llegue a España y termine a posicionar a esta productora en una de las referencias mundiales en términos de videoarte: “Va a ser más inmersivo y experiencial. No quiero desvelar demasiado, pero hemos creado un espacio de fantasía en el que, una vez entras, puedes provocar un cambio con el uso de tu cuerpo, generando variaciones en el vídeo, en el sonido… Es una mezcla de muchos elementos, pero de una forma muy organizada y con una cierta lógica. Tenía varias ideas para nuevas esculturas, pero antes de volver a ese aspecto, quería jugar con algo nuevo. Eso es exactamente lo que estamos dispuestos a hacer”.