SEK: «La tecnología en las aulas debe ser transparente»

Con una amplia trayectoria docente y una carrera dedicada a fomentar la implementación tecnológica a las aulas, Mercedes Redondo es en la actualidad la Coordinadora de Tecnología del Colegio SEK-Ciudalcampo, uno de los colegios privados más innovadores de toda España. Conversamos con ella para descubrir las últimas innovaciones de la integración educacional en las aulas y qué papel juegan estas soluciones en la formación de los futuros líderes de nuestro país.
“Durante los últimos meses hemos estado mejorando las instalaciones de nuestro colegio, creando espacios más innovadores, abiertos y multifuncionales”, comentó recientemente María Cruz Lagar, directora del centro. ¿Esta afirmación se extiende a la tecnología?
Por supuesto. Desde hace tiempo abogamos por adaptar el sistema educativo a las necesidades de la sociedad. Todo el mundo sabe que, para el formato tradicional de colegio, se necesitaba un modelo muy definido: aquel en el que todos los alumnos, sin moverse, aprendían por igual y de la misma manera. Las necesidades de la sociedad actual difieren mucho de ese paradigma. De hecho, estaba hecho para la revolución industrial, no para la sociedad en la que estamos viviendo ahora. Ahora necesitamos un espacio en el que la gente colabore y en donde el conocimiento sea rotativo: que los papeles protagonistas no recaigan únicamente en los profesores, sino en los alumnos o en gente externa que pueda venir a darnos su sabiduría. Los niños llegan al conocimiento tanto a través de Internet, como mediante canales específicos sobre sus intereses. Tienen una manera diferente de aprender, incluso dicen que son capaces de entender los mensajes visuales de otra manera. Eso ha provocado un cambio en todo, incluyendo en el uso de la tecnología. Ya no es un fin en sí mismo, como fue en un momento, sino que ahora se precisa que sea casi trasparente: que no se ponga el foco exclusivamente en ella, sino que sea una herramienta más para poder aprender. La tecnología tiene que estar dentro del aula y tiene que cubrir distintos aspectos. Algunos dispositivos se pueden utilizar para grabar vídeos o para hacer presentaciones, como ordenadores, PC o tabletas; podemos utilizar mesas o suelos interactivos en los que los niños puedan colaborar… ¡y también es interesante la tecnología manipulativa para los más pequeños!
Luego está la parte de impresión 3D, que ha generado una revolución industrial en todos los campos. Ahora puedes tener una idea y la puedes desarrollar hasta el final. Antes necesitabas que alguien te hiciera el producto final, pero ahora ni siquiera eso es necesario. Los alumnos tienen muchas ideas y asignaturas de emprendimiento, de economía, de trabajo colaborativo o de técnicas nuevas que se tienen que utilizar para formarles, como es el design thinking. Eso hace que tengamos espacios diferentes, con usos diferentes y con una tecnología que, como ya te he dicho, es transparente.

Has sido profesora en el SEK durante más de 25 años. ¿Cuál ha sido la evolución tecnológica del centro?
Antes teníamos clases específicas, pero ahora la tecnología funciona en todas las materias según la tarea que el profesor haya determinado. Solemos realizar con los niños muchos proyectos de indagación, que es poner en práctica el conocimiento que han aprendido en el aula. Para ello, necesitan herramientas. Una opción es usar Internet, pero también tienen la posibilidad de coger una tecnología como puede ser Arduino u otros elementos que les permiten hacer conexiones y programar en el ordenador. Como uno realmente aprende es haciendo. Además, como trabajan en equipo y tienen que contar con papeles y roles definidos, las ideas mejoran y progresan. Al final se trata de eso, de que conecten el aprendizaje con la vida real y los problemas que hay que resolver, que pueden ser simples o muy complejos.
¿Cómo es un aula estándar en SEK?
Tenemos dos tipos. El primer espacio está diseñado por zonas: de gradas, de trabajo colaborativo, otra sin mesas… Todo es compartido y los alumnos irán a cada una de las zonas en función de la actividad que haya programado el profesor. A nivel de equipamiento técnico, evidentemente tenemos carritos que se llevan de un lado a otro y pueden incluir ordenadores o tabletas. En otro plano, también contamos con robots, desde tipo Lego hasta otros más aplicables a lo que es la educación infantil… Luego existe un espacio que es más específico: Maker Space, que se basa en la cultura del “aprender haciendo” y de la cultura STEAM. Ahí encontramos impresoras 3D y todos los tipos de juguetes que te puedas imaginar de tecnología: equipamiento Arduino, Lego WeDo, los NXP, las Bee-bot para educación infantil… Pero vaya, dentro de lo que digamos que es el aula, podemos usar pizarras digitales, mesas interactivas, ordenadores, tabletas… A nivel de software utilizamos Photoshop, Final Cut para montaje y edición de vídeo; tenemos una mesa de audio, una zona con un chroma para trabajar radio y televisión… Somos un colegio privado que siempre ha abogado por la innovación y que tiene recursos, evidentemente, para poder tener todo este tipo de equipamiento.
Existe una evolución en el ámbito educacional: la proyección participativa que requería de sensores se está sustituyendo poco a poco por las pizarras interactivas. ¿Implementáis este tipo de sistemas?
Claro. Antes teníamos ese tipo de pantallas. Las pizarras interactivas son una ventana al mundo: el profesor podía crear herramientas interactivas y ahora, con los últimos modelos, se introduce el elemento colaborativo. Desde su dispositivo, los niños pueden estar participando y enviando la información que ellos estén realizando en ese momento. A su vez, el profesor puede ir mandando cosas relacionadas con lo que se va hablando. Eso nos permite introducir en ocasiones elementos motivadores como puede ser la gamificación: podemos organizar equipos de competición tipo videojuegos, de esos que tanto les gusta, para poder hacer cosas muy básicas, como que contesten en tiempo real a las preguntas que les formulas. Antes ponías a los niños a hacer ejercicios de ortografía en una hoja y a los dos segundos estaban hartos. Con estos sistemas, al final lo que consigues es que estén más de 45 minutos haciendo rapidísimamente cosas que te interesan que hagan de manera repetitiva, como pueden ser, por ejemplo, las tablas de multiplicar. La clave es que, en vez de hacerlo en casa, solos y de memoria, lo hacen practicando en directo a través de competiciones.
Por otro lado, siempre hemos tenido libertad para el uso de móvil a partir de la ESO. Cuando el profesor lo quiere para jugar al Kahoot! o a cualquier otra aplicación, se saca y se usa. Es una forma de que busquen nuevos usos para la tecnología: les es útil para el ocio, pero también para trabajar. ¡Que vean el potencial que solamente ven ahora para su tiempo libre! Date cuenta de que estamos dejando a los niños tener relaciones ellos solos por redes sociales; les hemos dado una herramienta muy potente y al final se están perdiendo lo que les puede aportar para el trabajo. Esa es la razón por la que hay que educarles también en esa área.

¿Qué sistema estáis utilizando en el ámbito de las pizarras interactivas?
Empleamos el software de Nureva, que se puede aplicar a cualquier pantalla táctil, aunque las que tenemos son de SMART. Ya no van con el retroproyector, sino que son más parecidas a lo que es una televisión interactiva.
¿Para la reproducción multimedia también usáis estos sistemas u optáis por los proyectores?
Las dos. Date cuenta de que la inversión es muy grande. Ahora tenemos un plan “renove”, como el de los coches (risas). Contamos con varias pantallas táctiles tipo SMART y en septiembre incorporamos 14 más de esta clase que tienen un software especial que permite el trabajo colaborativo. Tiene otros usos: ya no es tanto el de creación de actividades, sino el de fomentar el trabajo en equipo y favorecer que se hagan varias cosas a la vez.
¿Cómo gestionáis estos espacios abiertos y comunes? ¿Tenéis un sistema de reserva? ¿Los alumnos cuentan con la posibilidad de reservar las aulas?
A nivel de profesorado, nosotros no tenemos un horario como tal. De hecho, en el que le enviamos a los padres, solo están fijas las horas de educación física, natación y religión. Lo demás figura como “trabajo de aula”. ¿Por qué? Porque el tiempo es elástico. Intentamos respetar, lógicamente, las 5 horas de matemáticas, por ponerte un ejemplo, pero no necesariamente tienen que ser una un lunes, otra un martes y otra un miércoles. Puede darse la posibilidad de que un profesor diseñe una actividad que se le va a ir a dos horas. Es entonces cuando, en la reunión de planificación semanal que tiene el equipo docente, se adecuan esas “aulas” y se hace la organización. Y luego, aun así, es flexible. Con los alumnos es lo mismo: si necesitan hacer presentaciones, el “profe” tiene que buscar el espacio, ya sean gradas, espacios abiertos… Y para los proyectos más personales está el espacio Maker, en el que está el club de programación, de emprendimiento, el media team…
¿La educación se extiende también fuera de las aulas gracias a esos elementos tecnológicos?
Así es. La verdad es que utilizamos muy pocos libros. En las aulas, por supuesto, tenemos manuales de todas las editoriales. Lo que no empleamos es un libro por cada niño: usamos el mismo para todos, salvo para cosas concretas. Los profesores creamos nuestros propios materiales. Y, de hecho, tenemos maestros con canales de historia o de filosofía que rompen esa pared del aula para favorecer el aprendizaje en cualquier parte y en cualquier lugar, para que los niños lo puedan consumir cuando lo necesiten. Es decir, el equipo docente graba vídeos, audios o incluso dejan presentaciones que luego los niños pueden ver.
Suponemos que contaréis con una plataforma virtual para que puedan acceder a todos esos contenidos.
Tenemos varias. La propia se llama MySek y se integra con MyLearning. Es ahí donde se cuelgan los recursos, los cuales van ordenados, seleccionados y adecuados para una clase en concreto. Los profesores también colaboramos: si alguien hace un vídeo de una materia concreta, se comparte entre todos. Es importante remarcar que tampoco queremos cambiar las clases tradicionales, sustituyendo sus seis horas hablando por seis horas de vídeo del mismo estilo. ¡Eso sería ridículo! Son, simplemente, pequeñas píldoras que sirven para momentos concretos, ya sea un documento para leer, un conjunto de fotografías o un resumen de algo.

Bajo tu perspectiva… ¿cuál es el futuro de las aulas? ¿Qué tendencias se van a imponer?
No sé si te podría decir exactamente cuál va a ser esa tecnología. Una tendencia que va a tener mucho impacto es el apartado de la programación. Lo he leído en muchos sitios e incluso Bill Gates lo ha dicho; de hecho, ha regalado un programa a toda la humanidad que se llama code.org, cuyo objetivo es que no haya ningún niño en el mundo que no sepa programar o que no tenga la posibilidad de aprender a hacerlo. Creo que la programación va a ser fundamental y que los “analfabetos” del futuro no van a ser los que no sepan leer, como pasó a mis abuelos; o los que no sepan inglés, que es lo que le ha pasado a mi generación. Serán los que no sepan programar. Esa será una tendencia, al igual que la impresión 3D lo es para otras áreas. A nivel de dispositivos, cada vez más, los estudiantes tendrán una preferencia por uno concreto, que será multifuncional y servirá para todo. Habrá quien use más un smartphone, otros elegirán una tableta o un PC. Sí que creo que la tecnología que vamos a tener permitirá guardar todo aquello que te interesa en un dispositivo, el cual te servirá para compartir cosas con tus profesores y para aprender de manera autónoma. ¡Es que es así! Por otro lado, quizá prefieran ver al profesor que está de moda y que lo explica todo fenomenal en Internet. No vamos a poder luchar contra el aprendizaje autónomo, ya que a los chavales les interesa.
En otro plano, hoy en día la rama STEAM es la que está más demandada en el mercado. Tenemos que intentar que aumenten las vocaciones. De hecho, en EE.UU. ya es una educación obligatoria. Hemos implementado una hora semanal de primero a cuarto de la ESO. Creo que es fundamental que las mujeres se incorporen a este mundo y se deje de pensar que la tecnología, la programación, la robótica o la ingeniería son áreas exclusivas de hombres. Además, hay que tener en cuenta que hoy día lo que se pide es un espíritu mucho más interdisciplinar, en el que la creatividad y el diseño esté muy implementado. En definitiva, apostaría por la formación en STEAM, por la inclusión de la programación de una manera adecuada desde la educación infantil y en tres áreas en las que se está trabajando y que nosotros ya tenemos implementadas: 3D, realidad virtual y realidad aumentada.
¿Hacia dónde se dirige el futuro del SEK? ¿Seguiréis apostando por seguir las últimas innovaciones tecnológicas y educativas?
Claro. Hemos apostado como institución por los espacios Maker, por la formación STEAM y por el uso de las tecnologías interactivas y manipulativas de realidad aumentada, realidad virtual… Lo que pasa es que con la tecnología debes tener mucho cuidado. Visitamos muchas cosas, las vemos en marcha: tratamos de ver cuál puede ser su utilidad, cómo se pueden implementar en el aula, lo consultamos con los profesores y hablamos con expertos para ver por dónde van los tiros. No todo vale, por mucho que sea muy innovador y chulo. No queremos una tecnología que nos sirva para montar un circo un día y que ahí quede su uso.
Tenemos un equipo muy potente de profesionales TAC, de Tecnología del Aprendizaje y de la Comunicación, y un departamento con el que nos relacionamos todos los profesores que nos dedicamos a esta área. Todos ponemos en común cuestiones, las analizamos y realizamos proyectos pilotos. Por ejemplo, en el Curso de Verano probamos un tipo de tecnología que funciona igual que Arduino, pero que está pensado para niños más pequeños. Entonces, en vez de ser tan abierta y fácil de romper, está encapsulada y cerrada. Se conecta por imanes, pero incluyen componentes similares a los de Arduino: sensores de luz, sensores de movimiento, sensores de temperatura, altavoces con un “cerebro” que se programa… La diferencia reside en que, en vez de programarlo con el software de Arduino, el proceso se hace mediante bloques. Si tras probarlo consideramos que puede ser interesante, hacemos una formación para todos los TAC en la que finalmente se valorará si conviene o no implementarlo; si sustituye a lo que tenemos o lo complementa.
Hemos abordado una visión completa de la tecnología en los espacios de SEK – Ciudalcampo. ¿Te gustaría destacar alguno de los temas que hemos tratado?
Lo que te he comentado: lo fundamental es hacer que la tecnología sea transparente, facilitadora del aprendizaje. Debe permitirnos cambiar roles, como el de profesor y el del alumno: todos somos aprendices de por vida y eso, para mí, es importante. Y que, como siempre, la educación es vocación: todo lo que intentamos hacer lo llevamos a la práctica porque abogamos por mejorar el futuro de nuestros alumnos. Tenemos que adaptarnos a las cosas que vienen y tratar de hacerlas de la mejor manera posible. En nuestro caso, abogamos por que tengan todas las oportunidades que creemos que van a necesitar para un futuro. No sabemos cómo va a ser, evidentemente, pero tenemos que darle las habilidades necesarias para afrontarlo. Tenemos que abrir el abanico de posibilidades.